La saliva es una secreción de las glándulas salivales que asegura la estabilidad en el entorno de la cavidad oral. El "fluido oral" está compuesto por la propia saliva, los fluidos creviculares gingivales contenidos en el surco dentogingival, el transudado de la mucosa, los detritus celulares, las bacterias y los restos de comida. La saliva puede ser recogida con o sin estimulación. La saliva estimulada se recoge por acción masticatoria o por estimulación gustativa. La saliva no estimulada se recoge sin estimulación exógena gustativa, masticatoria o mecánica. El análisis de la saliva puede ser útil para el diagnóstico de trastornos hereditarios, enfermedades autoinmunes, enfermedades malignas e infecciosas, enfermedades endocrinas, evaluación de la eficacia de la terapia para la caries, la periodontitis, así como para la evaluación de los niveles terapéuticos de las drogas y la vigilancia del uso de drogas ilícitas.